Hemos recopilado algunas anécdotas de personas que dicen que en uno de los primeros tramos del camino que lleva a Paso de Alonso, durante altas horas de la madrugada, suelen encontrarse con una persona vestida de paisano, que lleva ropa muy elegante con cinturón de monedas brillantes y un sombrero muy grande y particular que también llama la atención por su actitud extremadamente amable con quienes se han cruzado con él. Hasta aquí se diría que no es una situación extra-cotidiana, al parecer y por lo que hemos oído el problema se presenta después
El nombre de los testimoniantes fue cambiado para preservar su identidad
Sofía (22 años): Una noche de tormenta iba hacia la casa de Raúl (mi novio) que vive en esa zona y de repente veo una persona caminando por el costado del camino que me hacía señas de que pare, yo estaba en moto, me detuve por que pronunció el nombre de mi novio y apenas vi su cara me pareció agradable, era un hombre muy apuesto de mirada penetrante que me pidió que lo acercara más adentro por una dirección que me señaló con el dedo, yo le hice caso, mientras manejaba el me seguía hablando de Raúl con detalles por lo que pensé que eran conocidos. Poco después me hizo esta propuesta: si yo hacía lo que él me decía en el lugar adonde se dirigía iba a tener grandes riquezas y mi novio también. Al principio me pareció gracioso, pensé que era un paisano que intentaba hacerme una broma, pero después empecé a sentirme incómoda. Llegamos al lugar en donde el se quiso bajar y entre unos árboles se veía una especie de hueco rojo, como si tuviera fuego. El paisano me señaló ese fogón del cual les hablo invitándome a ir hasta allí, por supuesto que me negué y en un pestañear sus ojos cambiaron, estaban inyectados en sangre rojo furioso, me miró fijo con mucho desprecio, gruñó y rápidamente el hueco lo absorbió. Llegue a mi destino descompuesta, eufórica, no sabía qué hacer, me agitaba de un lado a otro y mi pareja intentaba abrazarme sin poder hacerlo porque lo golpeaba de los nervios. Nunca más volví a la zona, con Raúl nos trasladamos a la ciudad
Angélica (50 años) He visto al hombre muchas veces saliendo y entrando a la zona. Algunas veces me parece verlo entre los arboles esperando un alma pura a la que pueda conquistar. Yo estoy al tanto del tema porque un familiar que puede controlar este tipo de presencias malignas me aconsejó que siempre lleve algo bendecido conmigo y no le preste atención. Al parecer se trataría de un siervo del diablo que ronda por estos lados queriendo absorber victimas para un algún tipo de propósito que desconozco
Rubén (45 años): Estoy al tanto de estos comentarios intrigantes. Mi amigo Esteban me contó que un paisano misterioso intentó convencerlo para llevarlo a un lugar lleno de mujeres hermosas con las cuales podría divertirse a esos de las tres de la mañana cuando se iba de mi casa. Esteban, invadido por la curiosidad, lo acompaño unos metros para después arrepentirse y el paisano se transformó en una especie de ave que se fue volando
Hasta la próxima historia (que recopilamos de los visitantes de nuestra web de Gualeguay)
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